Rom 3:27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.
Pasa un momento en el siguiente párrafo de verdad que Pablo escribió a los efesios. Tómate tu tiempo. No te apresures.
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efe 2:1-9)
Presta especial atención a las palabras “por gracia por medio de la fe”… es el regalo de Dios.
Una de mis mayores expectativas es algún día glorioso estar en un lugar donde no habrá jactancia, presunción, ni egoísmo. ¿Sabes dónde va a ser? El Cielo. No habrá testimonios sonados que llamarán la atención de grandes logros de gente ¡Nada de eso! Todos tendrán escrito en su vida la palabra GRACIA.
“¿Cómo llegaste aquí?” “Por gracia”
“¿Qué lo hizo posible?” “La gracia”
Por Charles Swindoll