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Gracia ilimitada

Por: Mendoza Daniel
Gracia ilimitada
Fecha: Domingo, 27 de noviembre del 2016 ID: 201600000361

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Prov. 3:34 Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, y a los humildes dará gracia

Mi oración es que no limitemos la gracia a Cristo. También nosotros podemos aprender a ser igual de amables como lo es Él. Y como podemos, debemos, no solo en nuestras palabras y en grandes actos de compasión y comprensión sino en pequeñas formas también.

Permíteme describir cuatro expectativas prácticas que puedes anticipar mientras comprendes más la gracia.

Primero, puedes esperar obtener una mayor apreciación por los dones de Dios hacia ti y hacia otros ¿cuáles dones?

A mi mente vienen algunos. El don de la salvación, el don de la vida, el don de la risa, de la música, de la belleza, de la amistad, del perdón. Aquellos que reclaman la libertad que Dios ofrece, ganan una apreciación por los dones que vienen con la vida.

Segundo, puedes esperar gastar menos tiempo y energía crítica y preocuparte por otros. ¿No sería un descanso? Cuando comprendas la gracia, cuando comiences a operar en el contexto de libertad, te volverás mucho menos mezquino. Permitirás a otros que tomen sus propias decisiones en la vida aunque tú quizá optes por lo contrario.

Tercero, puedes esperar ser más tolerante y menos juicioso. Las cosas externas no significarán tanto para ti. Comenzarás a cultivar un deseo por la fe auténtica en lugar de llevar una religión basada en obras superficiales. Te encontrarás tan involucrado en tu propia búsqueda de la gracia que ya no harás sentir culpables a aquellos con los que estás en desacuerdo.

Cuatro, puedes esperar dar un paso agigantado hacia la madurez. Mientras tu mundo se expande, gracias a un despertar en tu entendimiento de la gracia, crecerás hacia la madurez. Ante tus propios ojos, se abrirán nuevas expectativas. Será tan transformador que nunca serás el mismo.

Por Charles Swindoll

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Salmos 121:1-2 (RVR 1960)

Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.

Palabras Claves: DevocionalesCharles Swindoll

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