1 Ped 5:6-7 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que él os exalte al debido tiempo. Echad sobre él toda vuestra ansiedad, porque él tiene cuidado de vosotros.
Varias semanas después de una de mis conferencias, una amiga me compartió la historia de una mujer cristiana que había asistido. Había vivido en una depresión profunda por varios años. Sobrevivió apoyándose en sus amigas, tres sesiones de consejería por semana y una variedad de medicamentos recetados.
Durante la conferencia, esta mujer se dio cuenta de que su sistema de apoyo incluía a todos y a todo excepto a Dios. Ella no había echado su ansiedad sobre Cristo y era todo menos dependiente de Él. Tomó su temario de la conferencia a casa y comenzó a enfocarse en su identidad en Cristo y a expresar su confianza en Él para satisfacer sus necesidades diarias. Ella radicalmente se deshizo de todo su apoyo (algo que yo no recomiendo) y decidió confiar solamente en Cristo para aliviar su depresión. Comenzó a vivir por fe en Dios, en lugar de en los hombres, renovando su mente de acuerdo a las Escrituras. Después de sólo un mes ella era una persona completamente diferente. El apoyo de una comunidad puede convertirse en un sustituto pobre de nuestra relación personal con Dios.
Las personas que quieren avanzar a la madurez cristiana ciertamente pueden beneficiarse del discipulado de otros y aquellos que buscan la libertad de su pasado pueden ser ayudados a través de la consejería de otros. Pero finalmente cada cristiano es responsable por su propia madurez y libertad en Cristo. Nadie puede hacerte crecer. Esa es tu decisión y responsabilidad diaria. Necesitamos absolutamente a Dios y también necesitamos el apoyo de otros. Afortunadamente ninguno de nosotros camina a través del discipulado hacia la madurez personal y la libertad solos. Cristo, que habita en nosotros está dispuesto a caminar con nosotros a cada paso del camino.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Señor afirmo mi total dependencia en Ti para mi crecimiento diario, victoria y libertad, en el nombre de Jesús, amén.
