Yo mismo vi humo saliendo de la casa, también fuego, nunca antes tuve una experiencia similar, vinieron la policía y los bomberos. Pero no era un incendio como ellos conocían, era el fuego y la presencia del Dios mismo.
Cuando estábamos aquí, en una gran convención nacional en Panamá, en el parque Lefevre, junto al misionero Luis M. Ortiz, recuerdo que esa actividad evangelística terminó a las 11 pm y cayó el poder de Dios. Fue un mover enorme del Señor, en nuestro templo.
Estábamos buscando la presencia de Dios a través de la oración y la alabanza, pidiendo el bautismo del Espíritu Santo, pidiendo nuevas experiencias, las mismas que marcan el corazón y te cuentan del poder de Dios, te paran firme sobre los caminos del evangelio y te conquistan la vida misma.
De pronto la Convención Nacional estaba por finalizar y yo mismo vi humo, yo vi que la casa se llenó de fuego, pensé que era el único que estaba presenciando ello, pero no fue así pues todos los que estábamos allí reunidos, también lo observaron, tanto así, que los vecinos de alrededor llamaron a los bomberos y a la policía.
Supuestamente ellos querían ver el incendio que había aquí, pero cuando ellos se acercaron vieron aún pueblo en calma que estaba adorando a Dios, realmente había fuego y humo pero no era un incendio como ellos conocían, sino era el fuego del presencia y de la Gloria de Dios en medio de su pueblo.
Esta fue una experiencia hermosa y única, yo después de eso, no he tenido una experiencia similar. Fui testigo del poder de la Shekinah de Dios.
Cuenta el Rev. José Arturo Soto, Presidente de la Obra del Movimiento Misionero Mundial. Cuando Dios le otorgó una experiencia, que le manifestó su santa presencia, allá por la década de los 80.