Después de que la guerra civil asotara Siria durante 10 años y la acción de grupos extremistas obligara a miles de sirios a huir, la población cristiana en el país llegó a ser casi nula.
Michel Boutros, de 90 años, es uno de los pocos cristianos que se quedaron en Siria, convirtiéndose en un símbolo de resistencia en medio del caos de la guerra. Hoy, Michel es el último creyente en la ciudad de Idlib, en la provincia del mismo nombre.
“Mi familia es de la ciudad de Idlib. Mi familia y yo solíamos vivir aquí en esta casa, que se ha convertido en parte de mí, y no la dejaré, pase lo que pase”, dijo Boutros, informa International Christian Concern.
Sin familia, hijos o congregación, el anciano adora solo a Dios. “Personalmente, oro aquí en casa”, reveló Michel, explicando que las iglesias de la ciudad están cerradas porque ya no hay cristianos.
La mayoría de los residentes, incluidos los creyentes y el resto de la familia de Michel, abandonaron Idlib en 2015 cuando la oposición tomó el control de Siria.
Boutros dijo que apenas puede leer la Biblia pero tiene las paredes de su casa decoradas con cruces e imágenes cristianas. A pesar de vivir solo y sin electricidad, el anciano dice que vive bien y está agradecido con Dios.
Según estadísticas locales no oficiales, alrededor de 10 mil cristianos vivían en la provincia de Idlib, en el norte de Siria. Pero a partir de 2012 el número empezó a caer.
Hoy, los creyentes representan apenas el 1% de la población de la provincia. Hay alrededor de 200 cristianos repartidos por todo el estado, con una edad promedio de 70 años, mientras que solo hay 10 seguidores de Cristo, entre 20 y 40 años de edad.
Siria ocupa el puesto 15 en la Lista Mundial de Vigilancia de Puertas Abiertas. Según la organización, aunque la amenaza pública del Estado Islámico ha disminuido considerablemente, los cristianos sirios aún enfrentan persecución diaria.
*Noticia extraída de Noticiacristiana.com