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Jerónimo nació aproximadamente en el año 345 d.C en Dalmacia.
En el 383 d.C. el Obispo Dámaso (366-384) de Roma vio la necesidad de compilar las diversas traducciones latinas en una edición oficial. Para entonces, Jerónimo ya era conocido como un importante experto en hebreo y servía a Dámaso como su secretario y traductor.
Jerónimo fue comisionado para revisar la Antigua Latina, y para el año 384 él había completado los evangelios y tal vez, un poco después, otras porciones del Nuevo Testamento. Por los siguientes años, en Belén, a donde se había mudado, continuó su trabajo traduciendo varios libros del Antiguo Testamento. Estos, sin embargo, fueron traducidos de la Septuaginta y no del hebreo. Pero conforme más hebreo aprendía Jerónimo, más se convencía de que la autoridad final para cualquier libro del Antiguo Testamento debía provenir del hebreo. Por consiguiente, empezó una traducción nueva del Antiguo Testamento directamente del idioma hebreo.
Jerónimo pasó del 390 al 405 d.C. poniendo el Antiguo Testamento en latín directamente del hebreo. Primero tradujo Samuel y Reyes. Después los Salmos, que previamente él había revisado dos veces. Luego vinieron los profetas y Job, seguidos por Esdras y Crónicas, y finalmente los libros restantes del Antiguo Testamento.
También corrigió el Nuevo Testamento. Para esto, Jerónimo revisó la Antigua Latina existente, pero afortunadamente revisó también los manuscritos griegos. No sabemos cuáles manuscritos utilizó exactamente, pero en los evangelios, por ejemplo, él parece depender principalmente de un texto similar al de los que tenemos hoy, y que conocemos como Manuscritos Vaticano y Sinaítico.
A través de la Edad Media, la Vulgata fue corregida y ampliamente copiada. Posteriormente, esta versión serviría como base para todas las traducciones cristianas de Europa occidental.
La Vulgata fue hecha la Biblia oficial de la Iglesia Católica Romana, y así sigue hasta hoy.
El uso de la Vulgata Latina comenzó a decaer a partir del Concilio Vaticano II, que se dio de 1962 a 1965, cuando este cambió la liturgia de la iglesia, que hasta aquel momento se realizaba sólo en latín.