Isa 55:6 Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.
¿Cuántas veces has escuchado a cristianos decir (o tú mismo has dicho) “tal y tal persona, no es cristiana pero anda en la búsqueda”? Es algo común entre los cristianos. La idea es que hay personas por todo el mundo que andan buscando de Dios. Su problema es que no han podido encontrarlo. Es como si estuviera jugando a las escondidillas.
En el Jardín del Edén, cuando llegó el pecado al mundo ¿quién se escondió? Jesús vino a este mundo a buscar y a salvar a los perdidos. Jesús no es el que se está escondiendo. Dios no es un fugitivo. Nosotros somos los que nos escapamos. La Escritura declara que huye el impío sin que nadie lo persiga. Como Martín Lutero dijo: “el pagano tiembla ante el crujir de una hoja. La enseñanza uniforme de la Escritura es que los hombres caídos huyen de Dios”
La gente no busca a Dios. La gente busca los beneficios que sólo Dios puede darle. El pecado del hombre caído es este: el hombre busca los beneficios de Dios mientras huye de Dios mismo. Somos por naturaleza fugitivos.
La Biblia nos dice repetidamente que busquemos a Dios. La conclusión que sacamos de estos textos es que como se nos ha llamado a buscar a Dios, debe significar, aún en nuestro estado caído, que tenemos la capacidad moral para hacer esa búsqueda. Pero ¿a quién están dirigidos estos textos? En el caso del Antiguo Testamento, a la gente de Israel, ellos son llamados a buscar al Señor, en el Nuevo Testamento son los creyentes que son llamados a buscar el reino.
Por Charles Sproul
