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Devocional: Lo quiero todo

Por: Mendoza Daniel
Devocional: Lo quiero todo
Fecha: Lunes, 03 de diciembre del 2018 ID: 201700002442

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Salmo 136:2 Alabad al Dios de los dioses, porque para siempre es su misericordia.

Lo quiero todo, quiero todo lo que Dios tiene para mí. Sin embargo, no creo que mi vida realmente refleje esa actitud. Tiendo a conformarme con mucho menos de lo que Dios quiere para mi vida.

Dios anhela derramar Sus bendiciones sobre Sus hijos. De alguna manera hemos comprado la idea de que recibiremos buenas cosas de Dios si trabajamos más duro, si tratamos de ser mejores, esto viene de lo más profundo del pozo y huele a humo.

Somos salvos por la gracia de Dios y nada de lo que hagamos será lo suficientemente bueno como para merecer el favor de Dios. En Efesios, el apóstol Pablo nos dice que la salvación es un regalo, punto.

Efe 2:8 porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe, esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios

Si pudiéramos ganar la salvación, simplemente sería un salario de las obras que hemos hecho. Somos salvos por fe en Dios solamente. La salvación y las bendiciones de Dios son Su regalo para nosotros y nosotros simplemente los recibimos. Y aún así tratamos de hacer que parezcan las bendiciones de Dios algo casi imposible de experimentar. Él sólo está esperando que nosotros le busquemos a Él, que escuchemos Su voz y le sigamos.

Sólo imagina que hoy es el cumpleaños de tu hijo. Tienes una gran fiesta planeada y has gastado mucho tiempo en buscar el regalo perfecto. ¿Esperas que tu hijo gane ese regalo limpiando la casa, lavando ropa, sacando la basura y cumpliendo con cada trabajo de una larga lista de cosas que hacer que has preparado? ¡Claro que no! Simplemente quieres deleitarte en el gozo del rostro de tu hijo cuando él o ella lo reciba y abra ese regalo tan especial.

Yo he recibido el regalo de la salvación al igual que muchos. Hemos rendido nuestras vidas a Él y busco seguirlo. Pero quiero todo lo que Él tiene para mi, ¿tú no? Las buenas noticias son que Dios quiere que nos acerquemos a Él “confiadamente” y le pidamos sus bendiciones.

Lucas 11:5-10 Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos?

Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

¿Entendiste la verdad en este pasaje de la Escritura? La palabra “importunidad” me saltó. Dios quiere que oremos y vivamos con la mente puesta en lo que Dios quiere para nosotros ahora y para siempre. Y podemos acercarnos con “inoportunidad” y no por algo que nosotros podamos hacer, sino por quién es ÉL. Él es Dios y nuestro Señor y Salvador y Padre quien está esperando que nos acerquemos para derramar bendiciones sobre nosotros ¿por qué? Porque nos ama, fuimos creados por Dios y para Dios.

Toma la verdad de que eres especial para Dios. Fuiste planeado y querido y le perteneces, has sido escogido. Acércate a Él  y pon tus peticiones delante de Él y quiere todo lo que Él ha planeado para ti.

Por Mary Southerland

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Lamentaciones 3:40-42 (RVR 1960)

Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová; Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos; nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste.

Palabras Claves: Mary SoutherlandLo quiero todoReflexiones

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