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Devocional: El cuarteto temible

Por: Mendoza Daniel
Devocional: El cuarteto temible
Fecha: Lunes, 27 de mayo del 2019 ID: 201700002798

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Rom 7:5 porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte.

Cuatro términos clave caracterizan a aquellos que no están en Cristo.

En nuestro mundo caído, maldecido, los desastres son comunes. Incendios, inundaciones, terremotos, erupciones volcánicas, huracanes, tornados y otros desastres naturales suceden en algún lugar cada día. Añadido a esos desastres naturales, están los hechos por los hombres, tales como guerras, actos de terrorismo, accidentes de avión, etc.

Pero mayor que cualquiera de esos desastres, y de donde todos provienen, es la entrada de pecado en la raza humana. El pecado les  da a los hombres caídos, muerte espiritual, corta su comunión con Dios y los consiga al castigo eterno en el Infierno.

En el verso de hoy, Pablo introduce cuatro palabras que describen el estado no regenerado del hombre: carne, pecado, ley y muerte. Esas cuatro palabras están interconectadas: la carne produce pecado, el cual es estimulado por la ley, resultando en muerte.

Consideremos cada uno individualmente:

El término carne es usado de dos maneras en la Escritura. En ocasiones es usada en un sentido físico para hablar de la existencia humana. Juan la usó para describir la encarnación de Cristo en Juan 1:14  y 1 Jn 4:2. Pero en su sentido moral “carne” representa el cuerpo no redimido del creyente (Gál 5:13, Efe 2:3)

Mientras que los creyentes ya no están “en la carne” (Rom 8:9) como lo están los incrédulos, la carne está todavía en nosotros. Es la sede de la tentación, la playa de desembarco de donde Satanás lanza sus ataques. El pecado (o pasiones pecaminosas) energiza la carne, que a su vez produce más pecado.

Esas “pasiones pecaminosas”, Pablo dice “fueron despertadas por la ley” son expuestas por la ley porque la naturaleza rebelde del hombre le hace desear hacer lo que está prohibido. El resultado final de esta espiral descendiente es “muerte” tanto física como espiritual.

¡Qué Dios tan misericordioso tenemos! Quien “aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo” (Efe 2:5)

Por John MacArthur

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

1 Tesalonicenses 5:9 (RVR 1960)

Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Palabras Claves: John MacArthurReflexionesEl cuarteto temible

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