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Devocional: La ley provoca el pecado

Por: Mendoza Daniel
Devocional: La ley provoca el pecado
Fecha: Jueves, 30 de mayo del 2019 ID: 201700002807

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Rom 7:8 mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia, porque sin la ley el pecado está muerto.

Cuando se confronta con la ley santa de Dios, los hombres pecadores son motivados no a obedecerla, sino a romperla.

Es un hecho perverso de la naturaleza caída humana que la forma más segura de hacer que la gente haga algo es decirle que no lo haga. Cuando la gente ve un letrero que dice “no pisar el césped” o “no arranque las flores” el primer impulso generalmente es pisar el pasto y cortar unas flores.

Lo mismo sucede en el mundo espiritual. La ley de Dios revela lo que es correcto e incorrecto, y los hombres pecaminosos escogen hacer lo que está mal. En su alegoría clásica “El progreso del Peregrino”, Juan Bunyan, representa vívidamente la verdad aparente paradójica de que la ley no refrena el pecado sino que lo provoca. En la casa del Intérprete, a Christian se le mostró un cuarto grande lleno de polvo. Un hombre con una escoba, representando la ley, apareció y comenzó a barrer. La nube resultante de polvo casi ahoga a Christian. El punto de Bunyan era que solamente con barrer un cuarto lleno de polvo no quita el polvo, sino que lo alborota, así la ley no refrena el pecado simplemente lo agrava.

¿Eso significa que la ley es mala? Ciertamente que no “la ley es santa” (Rom 7:12) debido a que viene de un Dios santo. Y le hace bien a los pecadores al exponer su pecado y revelarles su necesidad de un Salvador. La ley, por lo tanto, no es la culpable, el pecado lo es.

Usándose a sí mismo como ilustración, Pablo nota que “el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia”.  “Ocasión” se tradujo de la palabra griega que se utiliza en términos militares para hablar de una base de operaciones desde donde se podían lanzar ataques. El pecado utiliza a la ley (especialmente el conocimiento del bien y del mal que trajo) para lanzar sus ataque contra Pablo.

No tengas miedo en tu evangelismo de confrontar a los pecadores con las demandas de la ley santa de Dios. Ellos deben enfrentar su incapacidad absoluta de cumplir con sus demandas antes de que puedan reconocer su necesidad de un Salvador.

Por John MacArthur

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Isaías 26:20 (RVR 1960)

Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.

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