Salmo 1 contrasta el destino del bueno y del malo. El malo será como un tamo que se lo lleva el viento mientras el justo estará firme y bendecido.
Entender tu propósito en Dios es el primer paso para la bendición, favor y llenura.
¿Por qué el favor de Dios parece descansar en algunas personas más que en otras? Ellos han aprendido que su propósito de vida es servir el propósito del Rey. Sus planes personales no tienen lugar en la corte real. Servir cualquier otro propósito es estar en conflicto con el Rey.
Jesús dijo que vino a servir, no a ser servido y a dar Su vida para el rescate de muchos. Ésta era la voluntad de Dios y Jesús vivió para hacer la voluntad de Su Padre. El propósito del Padre y el propósito del Hijo eran el mismo. Esto es por qué Jesús disfrutó de favor continuo. Él comprendió Su propósito y se dio a sí mismo completamente a ello. “Seguro estoy de decir que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo, pero lo que ve hacer al Padre, lo que sea que Él hace, el Hijo lo hace igual”.
Dios nos da Sus recursos para usarlos acompañados de Su propósito. Pero Él solo los confía a los que entienden Su propósito y están comprometidos con él. Entender el propósito te lleva a caminar en él y caminar con propósito te lleva a la bendición y favor. O por lo menos debería. Muchas veces no logramos caminar en el propósito de Dios. En lugar de ello desperdiciamos nuestros dones y recursos para perseguir nuestros propios fines egoístas. Y entonces nos preguntamos por qué Dios da su favor a otros.
El Salmo 1 dice que las bendiciones vienen a los que caminan en el propósito de Dios, los que se deleitan y meditan en Su ley de día y de noche. Ellos serán como árboles plantados junto a corrientes de aguas, darán su fruto en su tiempo y su hoja no caerá y cualquier cosa que hagan prosperará. ¡Esta es una descripción de favor continuo!
El favor de Dios descansa en aquellos que viven por Su propósito y ningún otro. ¿Quieres fluir en el favor del Rey? ¡Entonces persiste en el propósito del Rey!
Por Tommy Tenney
ORACION
Padre, tú me creaste para caminar en tu propósito. Pongo ante tus pies mi voluntad y mis planes. Haz Tu propósito el mío también. Que mi vida sea sólida, fructífera y próspera en perseguir Tus intereses, en Cristo Jesús, amén.
