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Devocional: Prosigamos

Por: Mendoza Daniel
Devocional: Prosigamos
Fecha: Miércoles, 30 de enero del 2019 ID: 201700002550

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Éxodo 11:7 “Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas.”

¡Cómo!, ¿tiene poder Dios sobre las lenguas de los perros? ¿Puede impedir que los canes ladren? Sí, así es. Él puede impedir incluso que los perros egipcios acosen a las ovejas del rebaño de Israel. ¿Silencia Dios a los perros, y a los que son como perros en medio de los hombres, y al gran cancerbero a las puertas del infierno? Entonces prosigamos sin miedo en nuestro camino.

Él podría permitir que los perros muevan sus lenguas, pero paraliza sus colmillos. Podrían generar un ruido terrible, pero sin llegar a hacernos un daño real. Sin embargo, ¡cuán dulce es la tranquilidad! ¡Cuán deleitable es moverse en medio de los enemigos, y percibir que Dios los obliga a estar en paz con nosotros!

Como Daniel en el foso de los leones, permanecemos incólumes en medio de los destructores.

¡Oh, que hoy, esta palabra del Señor para Israel se vuelva una realidad para mí! ¿Me aflige el perro? Se lo diré al Señor. Señor, al perro no le importan mis súplicas; háblale Tú la palabra de poder, y entonces tendrá que echarse.

¡Concédeme la paz, oh Dios mío, y permíteme ver Tu mano tan distintamente en esto, que perciba muy claramente la diferencia que Tu gracia hace entre mi persona y los impíos!

Por Charles Spurgeon

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Proverbios 24:30-34 (RVR 1960)

Pasé junto al campo del hombre perezoso, Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento; Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, Ortigas habían ya cubierto su faz, Y su cerca de piedra estaba ya destruida. Miré, y lo puse en mi corazón; Lo vi, y tomé consejo. Un poco de sueño, cabeceando otro poco, Poniendo mano sobre mano otro poco para dormir; Así vendrá como caminante tu necesidad, Y tu pobreza como hombre armado.

Palabras Claves: Charles SpurgeonReflexionesProsigamos

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