Marcos 8:25 entonces le puso de nuevo las manos sobre los ojos y el ciego fue curado: recobró la vista y comenzó a ver todo con claridad.
Una de las mayores crisis personales que he enfrentado en el ministerio, giró en torno al asunto del perdón y un miembro de la junta directiva. Luchaba al relacionarme con este hombre y sabía que no podía continuar de esa manera así que decidí renunciar a mi pastorado.
La semana previa a que yo leyera mi renuncia a la congregación, me enfermé. Estaba tirado en cama con altas temperaturas y había perdido completamente la voz. Era fácil de reconocer que Dios no estaba complacido con mi decisión. Comencé a leer los Evangelios y llegué al pasaje de Marcos 8:22-26 donde Jesús sanó al ciego. Noté que después del primer toque de Jesús, el hombre dijo: “veo los hombres como árboles” (v24) Pronto me di cuenta de que vi a este hombre de esa manera: como un gran árbol, un obstáculo que bloqueaba mi camino.
Entonces Jesús tocó al ciego otra vez y comenzó a ver a la gente claramente, no como árboles. Recibí el mensaje. “Señor, yo no amo a este hombre, pero sé que tú sí y yo quisiera hacerlo, pero vas a tener que tocarme como lo hiciste con el ciego. Señor, necesito que me toques para que pueda ser la persona que Tú quieres que sea” ¡Y Dios lo hizo! Elegí en ese momento perdonar a ese hombre completamente.
Al domingo siguiente fui a la iglesia, no a renunciar, sino a predicar. Mi voz todavía estaba rasposa tanto que casi no podía hablar. Le confesé a la congregación mi liberación y mi deseo de que el Señor me tocara para ver a la gente como gente y no como obstáculos para lograr mis metas. Al final del sermón, invité a todos los que deseaban un toque del Señor a que vinieran al frente conmigo. Pronto, el frente y los pasillos estuvieron repletos de gente. Finalmente todos, excepto algunos, habían pasado al frente. ¡Fue un avivamiento!
¿Quién crees que fue uno de los pocos que no pasaron?... Que yo sepa, nunca cambió, pero yo sí. Y le doy gracias a Dios hasta este día, que caí enfermo en cama para hacerme el pastor que Él quería que fuera. Si me hubiera salido con la mía, probablemente estaría actualmente fuera del ministerio.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Señor, tócame hoy para que pueda amar a la gente difícil en mi vida así como tú la amas, en el nombre de Jesús, amén.