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Devocional: Una historia

Por: Mendoza Daniel
Devocional: Una historia
Fecha: Miércoles, 13 de noviembre del 2019 ID: 201700003193

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Juan 8:36 Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres. 

Ed, de 72 años, ama a su perro Buddy. Cuando la ‘perrera’ se llevó a Buddy por andar suelto por la calle, Ed pagó los $50 dólares de multa para rescatarlo. Pero la segunda vez que Buddy fue atrapado, Ed decidió no pagar los $100 dólares de multa, sino ir a soltarlo él mismo.

A medianoche, Ed se fue en su tractor de cortar césped hasta donde estaba Buddy, y lo liberó. Lamentablemente, en el camino de regreso fue descubierto y arrestado por robo, traspaso de propiedad municipal, y por dejar que el perro anduviera suelto.

Llevó unos días hasta que Ed fue dejado en libertad. Cuando eso sucedió, a Buddy ya lo habían sacrificado.

Imagino que usted estará pensando lo mismo que yo: que no es justo que, porque su dueño estaba detenido, al perro lo hubieran sacrificado.

Ahora, si la muerte del perro en esas circunstancias le parece injusto, espero que lo que le sucedió a Jesús le parezca muchísimo más injusto aún.

Hace 2.000 años, los enemigos de Jesús lo hicieron arrestar y llevar a juicio, donde presentaron testigos falsos que testificaron en su contra hasta lograr que el juez dictara la sentencia de crucifixión.

Y así fue. Jesús murió en la cruz cargando el peso de nuestras culpas. El inocente fue asesinado en lugar de los culpables… y no hubo nadie que fuera a rescatarlo.

Pero eso no quiere decir que Jesús permaneció cautivo. Porque gracias a que había hecho todo lo que era necesario, tres días después de que su cuerpo sin vida fuera puesto en la tumba, Jesús resucitó.

Ahora, con la fe que nos da el Espíritu Santo, sabemos que todos los que creen en él son perdonados y reciben la promesa de la vida eterna en el cielo con su Salvador, el Cristo, el Hijo de Dios.

ORACIÓN: Querido Señor, el mundo está lleno de historias tristes. Doy gracias porque tu historia no termina con tu muerte en la cruz, sino con tu gloriosa resurrección. Gracias porque tu historia es también nuestra historia. En tu nombre. Amén.

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Job 33:14 (RVR 1960)

Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende.

Palabras Claves: ReflexionesUna historia

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