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Devocional: La solución al dilema del pecado

Por: Mendoza Daniel
Devocional: La solución al dilema del pecado
Fecha: Lunes, 03 de junio del 2019 ID: 201700002816

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Rom 7:24-25 ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.

Los cristianos han sido librados del poder de pecado y serán liberados un día de su presencia.

El piadoso escritor puritano Thomas Watson dijo una vez que una señal segura de santificación es el odio y aborrecimiento al pecado. Fue su odio al pecado que le causó a Pablo clamar al término de su autobiografía “¡miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” Ese clamor expresa la angustia y frustración que el apóstol experimentó en su batalla espiritual. David expresó esa misma frustración en el Salmo 13:1-2¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día?

Cuando exclamó “¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” Pablo se refería a su cuerpo físico que era sujeto al pecado y a la muerte. Es ahí donde se une la batalla con el pecado. El verbo traducido “librará” fue usado para hablar de un soldado que rescata a un camarada herido en medio de la batalla. Pablo anhelaba ser rescatado de su carne no redimida pecaminosa.

Pero la historia no termina ahí, con Pablo frustrado y en angustia. Seguro de su triunfo eventual sobre el pecado, el apóstol dice “Gracias doy a Dios por Jesucristo nuestro Señor” y como prosigue a explicar en Romanos 8:18-19, 22-23 (y en 1Cor 15:53, 57), los creyentes un día recibirán sus cuerpos glorificados y estarán en la presencia de Cristo, para no luchar nunca más con el pecado. Pablo dice sobre esta verdad gloriosa en Filipenses 3:20-21 “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”

¡Qué esperanza triunfante tenemos!

Por John MacArthur

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Apocalipsis 18:4-5 (RVR 1960)

Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.

Palabras Claves: John MacArthurLa solución al dilema del pecadoReflexiones

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