1 Juan 2:16…los deseos de la carne… no provienen del Padre sino del mundo.
Satanás se acercó a Eva a través de los deseos de la carne. El plantó una duda en su mente con respecto a la fruta del árbol cuando dijo “¿con que Dios os ha dicho: no comáis de todo árbol del huerto?” (Gen 3:1) Eva contestó: “Dios dijo: no comeréis ni le tocaréis” (v3) pero Satanás había picado su apetito por la fruta prohibida y entonces ella “vio que el árbol era bueno para comer” (v6) Cediendo ante los deseos de la carne contribuyó a la caída de Adán y Eva.
Satanás también retó a Jesús a través de los deseos de la carne. Nuestro Señor había ayunado por 40 días cuando Satanás lo tentó en el desierto en el punto de su aparente vulnerabilidad: “si eres el Hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en pan” (Mat 4:3) Satanás no es omnisciente, pero tampoco es ciego. El supo de la vulnerabilidad aparente de Jesús ante una tentación física al observar que no había comido en 40 días. A ti también te está observando, está buscando puntos débiles de vulnerabilidad en tus deseos por la comida, por el descanso, confort y sexo. La tentación es mayor cuando están presentes el hambre, la fatiga y la soledad.
La tentación de los deseos de la carne está diseñada para alejarnos de la voluntad de Dios, para servir a nuestra carne (Gal 5:16-17) Cuando Satanás te tienta a través de los deseos de la carne, él te invita a suplir tus necesidades fuera de los límites de la voluntad de Dios. Cada vez que te sientas atraído a suplir una necesidad legítima actuando independiente a Dios, estás siendo tentado a través de los deseos de la carne.
Cuando resistes las tentaciones de los deseos de la carne estás declarando tu dependencia a Dios por tus necesidades. Y estás permaneciendo en “la vid” aprovechando los recursos que Jesús ofreció en Juan 15:5, pero cuando cedes ante la tentación en esta área, tu fruto como cristiano sufrirá porque fuera de Cristo no puedes hacer nada.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Señor, tú eres la Vid verdadera y mientras permanezca en ti no me marchitaré, fortaléceme hoy para resistir la tentación de suplir mis necesidades fuera de ti, en el nombre de Jesús, amén.