2 Cor 5:17 de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron ye aquí todas son hechas nuevas.
Hay un juego que he visto en reuniones, cada persona tiene el nombre de un famoso pegado a su espalda y debe preguntarle a la gente “pistas” de “quién es”.
“Te preocupa el futuro”, “tienes tantos hijos que no sabes qué hacer”, “eres una estrella del pop” El punto es adivinar tu identidad y cuando lo haces te sientas.
Cuando vi este juego el otro día me sorprendió lo similar que es a la vida real. Muchas veces determinamos nuestra identidad por lo que otros dicen de nosotros. Eres muy lista, eres un perdedor, eres tan hermosa, puedes hacer lo que te propones, eres gordo, feo, etc. Este tipo de mensajes dejamos que determinen cómo nos vemos a nosotros mismos, ya sea que sean falsos o verdaderos. Sólo una persona madura se da cuenta de que sólo porque una persona dice que eres esto o aquello no lo hace realidad.
Una de las bendiciones más grandes de ser cristiano es recibir una nueva identidad. En la Biblia cuando Dios tocó y cambió la vida de una persona, muchas veces les cambió el nombre. El dijo “te será puesto un nuevo nombre que la boca de Jehová nombrará” (Isa 62:2) Saulo se convirtió en Pablo, Abram se convirtió en Abraham, Sarai se convirtió en Sarah, Jacob se convirtió en Israel, Simón en Pedro.
De la misma forma, cuando aceptas a Cristo, Dios te da una nueva identidad y un nuevo nombre. Si quieres saber quién eres en realidad, necesitas buscar en la Biblia y ver lo que Dios dice que eres. Puede ser diferente de lo que has escuchado a otros decir de ti, pero ¿quién crees que tiene la razón? ¿Quién crees que tiene una mejor percepción de quién eres, tu Creador o otras criaturas como tú? Si tú eres un cristiano, los siguientes versos describen tu identidad.
Eso es bastante como para poner en una tarjeta de presentación, pero esa es tu identidad. Neil Anderson, en su libro “Victoria sobre la oscuridad” dice: “La razón por la cual muchos cristianos no están disfrutando la madurez y libertad las cuales son su herencia en Cristo, es porque tienen malas percepciones propias, no se ven como lo que en realidad son en Cristo. Ellos no entienden el cambio dramático que ocurrió en ellos en el momento que confiaron en Él, no se ven a ellos mismos de la misma forma en que Dios los ve y sufren de una auto-imagen pobre, no han entendido su verdadera identidad”
En ese párrafo el Dr. Anderson me describió perfectamente. No tenía idea de quién era yo, lo que tenía o en dónde estaba en Cristo. Cuando Dios abrió mis ojos a la verdad me di cuenta de cómo me veía y cómo Dios me veía y era totalmente distinto. Decidí comenzar a creerle a Dios.
¿Estás listo para comenzar a verte como Dios te ve?
Por Sharon Jaynes