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Reclamando nuestra libertad del control del pecado

Por: Mendoza Daniel
Reclamando nuestra libertad del control del pecado
Fecha: Domingo, 12 de febrero del 2017 ID: 201700000061

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Rom 6:11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

En el maravilloso capítulo sexto de Romanos, Pablo presenta tres técnicas para vivir por gracia, por encima del dominio del pecado. Encuentro a cada uno ligado a un término particular que utiliza:

Saber: ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. (v3, 6, 9)

Considerar: Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. (v11)

Presentar: ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. (v13)

Para que podamos vivir libres del control del pecado, libres del viejo hombre, con el poder de andar en un nuevo estilo de vida, debemos saber algo, considerar algo y debemos presentar algo.

Cristo murió por nosotros en la cruz. Fue levantado de los muertos por nosotros. Cuando creímos en la muerte y resurrección del Salvador, fuimos sumergidos en la misma escena. Nuestra identidad fue cambiada. No lo sentimos, no lo vimos, no lo escuchamos, pero sin embargo ocurrió. Cuando vinimos a Cristo, fuimos colocados en Él, Su muerte se convirtió en nuestra, Su resurrección victoriosa se convirtió en nuestra, Su despertar a una nueva vida se convirtió en nuestro despertar, Su poderoso caminar  se convirtió en nuestro poderoso caminar.

Antes de que podamos experimentar los beneficios de todo eso, debemos conocerlos. La vida cristiana no es tropezar con la esperanza de mantener el paso con el Salvador. Él vive en mí y yo vivo en Él. Y en esta identificación con Él, Su poder se convierte en mío. Su misma vida se convierte en mi vida, garantizando que Su victoria sobre el pecado la puedo reclamar como mía. Ya no necesito vivir como un esclavo del pecado.

Ahora, Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.  (V8-10)

Conocerás a cristianos bien intencionados que enseñan el crucificarse a sí mismos. Pero te tengo buenas noticias: ¡Eso ya fue hecho! Tú estás en Cristo, Él fue crucificado una vez y para siempre. Él murió por ti para que tú no tuvieras que morir nuevamente. Debido a que tenemos nuestra identificación con Él, tenemos todo el poder necesario para vivir el resto de nuestras vidas sobre la escoria del pecado. La muerte al pecado es un hecho realizado, un acto terminado. Un asunto que ha quedado arreglado. Un caminar victorioso comienza con conocer este hecho. La proclamación de emancipación de Cristo ha dado muerte a todo el asunto de la esclavitud al pecado. Habiendo muerto al poder del pecado, ahora somos libres para servir a nuestro nuevo Maestro.

Por Charles Swindoll

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Apocalipsis 3:10 (RVR 1960)

Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.

Palabras Claves: DevocionalesCharles Swindoll

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