Efe 5:8 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz
Efesios 2:1-3 describe nuestra naturaleza antes de que viniéramos a Cristo: estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Antes de ser cristianos, nuestra naturaleza era de pecado y el resultado del pecado era la muerte (separación de Dios) Como tales nos servimos a nosotros mismos y a Satanás como una obviedad.
Pero en la salvación Dios cambió nuestra esencia, siendo ahora “participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Ped 1:4) Ya no estás en la carne, estás en Cristo. Tenías una naturaleza pecaminosa antes de convertirte, pero ahora eres partícipe de la naturaleza divina de Cristo. No eres divino ni eterno, pero estás unido eternamente con la divinidad de Cristo. Pablo lo dijo así: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz” (Efe 5:8)
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Cor 5:17) Ante las acusaciones de Satanás de que no hemos cambiado, debemos creer y vivir en armonía con el hecho de que somos diferentes eternamente en Cristo.
El Nuevo Testamento se refiere a la persona que eras antes de que recibieras a Cristo como tu antiguo yo, (el viejo hombre) En la salvación, tu antiguo yo que estaba motivado a vivir de forma independiente de Dios y lo caracterizaba el pecado, murió (Rom 6:6) y tu nuevo yo motivado por tu nueva identidad en Cristo y caracterizada por la dependencia en Dios, volvió a la vida (Gál 2:20)
Tu antiguo yo tuvo que morir con el fin de romper su relación con el pecado que lo dominaba. Ser una nueva persona no significa que ya no pecas (1 Juan 1:8) Pero como tu antiguo yo ha sido crucificado y enterrado con Cristo, ya no necesitas pecar (1 Juan 2:1) Tú pecas cuando escoges actuar de forma independiente a Dios.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Señor, gracias por la esperanza que viene al conocer que mi antiguo yo está muerto y que ahora soy una nueva criatura en Cristo.