Filipenses 4:1 Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.
En mis palabras, el apóstol Pablo nos diría que el gozo no es voluble, no necesita muchas cosas para mantener la sonrisa.
El gozo es profundo y consistente, es el aceite que reduce la fricción de la vida.
Bueno sabemos qué es el gozo, pero ¿cómo lo obtenemos y cómo lo mantenemos? Una vez más, es la actitud de nuestra mente. Nuestras mentes pueden mantenerse libres de ansiedad cuando dejamos la carga de nuestras preocupaciones en el Señor cuando oramos. Al deshacernos de las cosas que nos oprimen, creamos un espacio para que el gozo ocupe su lugar.
Piensa en ello de esta manera: hay circunstancias que ocurren que fácilmente nos aplastan. Pueden originarse en el trabajo o en la casa o aún durante el fin de semana cuando estamos descansando. Inesperadamente llegan. Inmediatamente tenemos una opción, una opción de actitud. Podemos entregarle esa circunstancia a Dios y pedirle que tome Él el control o podemos enrollar nuestras mangas mentales y golpearla.
El gozo espera nuestra decisión. La paz reemplaza el pánico y la alegría mueve a la acción. Deliberadamente escoge darle las cosas a Dios en el momento en que suceden.
Deshacernos de las cosas que nos arrastran crea espacio para el gozo.
Por Charles Swindoll